sábado, 6 de agosto de 2016

Donde viven los monstruos - Maurice Sendak

Elegido el mejor libro ilustrado en el mismo año de su aparición (1963) y ganador de la medalla Caldecott en 1964, Donde viven los monstruos es referencia obligada dentro de la historia de los libros ilustrados para niños. Para dar ejemplo de su popularidad en su país de origen y en el mundo.
La historia es la siguiente: Max, luego de realizar toda clase de travesuras, es llamado "¡MONSTRUO!" por su madre y enviado a la cama sin cenar. 
A lo largo de tres ilustraciones a doble página vemos a Max divertirse con sus nuevos súbditos hasta que el niño acaba con la fiesta y envía a los monstruos a la cama sin cenar. Sintiéndose solo y atraído por "un olor de comida rica" el niño decide emprender el viaje de regreso hasta llegar nuevamente a su cuarto "donde su cena lo estaba esperando y todavía estaba caliente".
Sin embargo la genialidad del libro de Sendak va mucho más allá de un argumento; el modo en que ilustraciones y textos se ensamblan entre sí, el juego con la diagramación e incluso con el formato, todo se conjuga para dar cuenta de un libro pensado artísticamente hasta en sus mínimos detalles.
Si bien la historia aparenta ser sencilla, si la pensamos en términos espacio-temporales surgen una serie de indefiniciones que otorgan al viaje de Max un grado de ambigüedad poco frecuente en los libros para pequeños lectores.

La Bella y la Bestia


Las ilustraciones, de estilo pictórico, mezclan colores intensos. A través de ellas, Binette Schroeder introduce al lector en una atmósfera fantástica de cuento de hadas. Una obra que se recupera alejándose de la versión de Disney. Al final, un "breve comentario para adultos" informa sobre el origen, las versiones y el sentido moral de esta famosa obra del siglo XVIII.

Chúmbala cachumba - Carlos Cotte



Cuando el reloj marca las cuatro, los esqueletos juegan al teatro. La divertida historia de Chúmbala cachumba de Carlos Cotte, enriquece esta tonada tradicional donde se cuenta todas las cosas que hacen las calaveras en una noche al compás del reloj.
Las historias de terror generan mucha curiosidad en los niños, y aunque esta no es precisamente para asustarse (a menos que lo propicies con alguna de las muchas actividades que puedes proponer utilizando este libro), los esqueletos que la protagonizan y el suspenso de lo que pasa con cada hora en el reloj los atraparán de encanto, ¡o de espanto!
Chumba la cachumba es un libro muy divertido; se lee jugando, cantando, saltando y riendo. Tiene 32 páginas ilustradas en 1995 por el venezolano Carlos Cotte (1969), quien utilizó gouache o acuarela opaca con toques en lápiz de color y añadió en digital algunos detalles y sombras. Su línea gruesa y sus destellos de tonos vivos (pese a lo lúgubre que podrían pensarse las tumbas) son una buena herramienta para mantener atentos los ojos del público infantil.

Hansel y Gretel


En esta escena, vemos a un costado un televisor prendido donde aparece la figura de un avión. ¿No nos adelanta esta imagen con el indicio de un avión en pleno vuelo el viaje que van a emprender los niños?
  • El mundo visual de los libros álbum está lleno de referencias, préstamos y deudas. Al arte, al cómic, a la literatura, al cine
“Hansel y Gretel” no sólo era conocido a través de la tradición oral alemana. Una versión que circulaba en Francia ya en el siglo XVII presentaba una casa, pero no de mazapán sino de oro y piedras preciosas, en la que una niña, prisionera de un gigante, acaba haciéndole caer en su propio horno. Pero fueron los hermanos  Grimm   quienes inmortalizaron el cuento para deleite de las futuras generaciones.En Alemania, el cuento perdió popularidad después de las atrocidades de Hitler. Poco después de la guerra se celebró en Munich una importante exposición de libros infantiles, y muchas personas protestaron contra la incineración de un adversario en un horno, tal como narra el cuento. 




Cenicienta- versión de Charles Perrault


En esta interpretación Innocentti ubica la historia en un contexto inglés, en la época del fox trop y la moda Charleston.


Modelo de transacción, el lenguaje de las imágenes

La experiencia de leer un libro álbum nos pone al borde de un paradigma cultural. La lectura, como tradicionalmente la concebimos, nos impone dictatorialmente una dirección lineal. La palabra escrita se ordena en secuencias, como la música, como el cine. Sin embargo, las ilustraciones exigen una lectura espacial. ¿Por dónde comenzamos a ver una pintura? ¿Cómo privilegia el ojo la lectura de una imagen? ¿Qué nos llama la atención en primera instancia? ¿Cómo jerarquizamos detalles o figuras principales? Estas interrogantes nos llevan a plantear la TENSIÓN que el lector experimenta ante un libro álbum. Por un lado, el texto obliga a seguir adelante, por el otro, las ilustraciones invitan a detenerse, a mirar cuidadosamente, a fijarse en los detalles, a descubrir signos. A mi juicio este es uno de los rasgos más significativos y genuinos del libro álbum. Su continua pugna entre lo lineal y lo ubicuo, entre la sucesión y la suspensión.

El libro álbum rompe como una lectura lineal ya que el texto obliga a seguir adelante,  las ilustraciones invitan a detenerse, a mirar cuidadosamente, a fijarse en los detalles y a descubrir signos.
A continuación  se nombraran algunos paradigmas o prejuicios que los adultos tienen con respecto a la capacidad que los niños y niñas tienen a la hora de enfrentarse a una propuesta visual.

PRIMER PARADIGMA.

los libros a blanco y negro no son atractivos para este público lector. Veamos a continuación algunas imágenes del abecedario de Chris Van Allsburg. En este libro se escenifican las letras del alfabeto, cada una se convierte en un actor, arropado por un escenario fantástico donde realiza un performance de acuerdo a la acción que el telón le sugiere.






SEGUNDO PARADIGMA

Los niños asimilan mejor una tendencia a la figuración porque son incapaces de comprender las abstracción. Quiero mostrar dos ejemplos de cómo se ha planteado la abstracción en los libros álbum para niños. Y me voy a referir a dos clásicos, uno de ellos es Azulito y Amarillito de Leo Leonni. 



 Este es Azulito Está en la casa con papá Azul y mamá Azul 
En el salón los alumnos deben estar tranquilos y atentos 
Pero después de la clase ellos saltan y corren.



TERCER PARADIGMA

  • Los niños no pueden entender completamente la imagen; al contrario, las imágenes revelan códigos visuales, que reproducen la cultura postmoderna y el libro álbum no escapa de esta tendencia. Es más pienso que esa es parte de su esencia.
El libro álbum es un género en construcción, aún no se agotan las posibilidades de significación de los elementos visuales, aún no ha sido sellada la calidad y los modos de relación entre el texto y las ilustraciones, aún se continúa pidiendo préstamos a otros formatos visuales, a otras tecnologías donde la imagen tiene más años elaborando una gramática propia. 



 

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