El
relato nos habla de cómo una
pequeña comunidad logra tener día
y noche en su aldea. Un padre
decide enviar a una de sus hijas en búsqueda de la luz, y ella emprende un viaje por el
río en una curiara (especie de embarcación). En la imagen se muestra a la hija en
penumbra que recorre la inmensidad de las aguas. La textura hecha de pequeñas olas
que se mueven en la oscuridad se torna densa en esta guarda, como símbolo primario de
ese caudal que es el Orinoco en la noche de los tiempos, cuando el Sol aún no estaba
creado.
sábado, 6 de agosto de 2016
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